miércoles, 16 de enero de 2013

El gato de Cheshire

¿Recuerdan la sonrisa maliciosa del gato de Cheshire? Sí, la del famoso gato de "Alicia en el país de las maravillas". Pues ayer cuando me disponía a cerrar la persiana de mi habitación vi tras el árbol que está fuera, una luna con la misma forma y la misma posición que la que les cuento.


(con flash)

En la foto no se ve bien porque obviamente al ser de noche la cámara no lo puede captar del todo pero les aseguro que era exactamente igual. 


(sin flash)

Además, que estuviera tras el árbol me hacía recordar aún más si cabe a aquella imagen del famoso cuento.



Alicia decía que siempre había visto un gato sin sonrisa pero ¿una sonrisa sin gato?. Pero yo anoche me hacía otras preguntas; ¿era la Luna? o ¿era aquel famoso gato sonriéndome?. Quizás había venido a hacerme una visita... quien sabe.
Lo que tengo claro es que sea lo que sea, esa Sonrisa-Luna siempre me ha producido una sensación de  inquietud y desconcierto, y que se quede ahí posada en la rama del árbol hace que piense que esa Luna o ese gato quieran estar ahí por algo. 

Besos y "sonrían". :-)









5 comentarios:

  1. Cada vez que miro a la luna tengo la extraña e inquietante sensación de que también la luna me mira a mí, de una forma ausente y lejana, con una blancura espectral que me atrae como a los insectos en la obscuridad de la noche. Me sucede también con los gatos, con su mirada mirada fría insondable y enigmática.

    La luna es mudable y caprichosa, muy grande cálida y redonda como una naranja cuando nace, fria como una moneda antigua de plata y afilada e incisiva como un puñal, tiene también algo hipnótico nos hace soñar con cosas ambiguas y extrañas.

    La luna es por si misma el espejo donde se mezcla el tránsito impreciso entre el sueño y el despertar o entre la vigilia y el dormir, es el crisol donde se mezclan el onirismo y la verdad que uno puede sentir de forma cierta.

    Es al Sol, el que nos acaricia e ilumina, el que nos dá calor valor y energía, y que nos hace ver las cosas tal y como son, con sus matices y contrastes y con sus miles de colores resplandescientes, con sus campos floridos y cielos azules, al que debemos la vida y la felicidad.

    No obstante la Luna con su gota de perfume es la equivalencia de nuestra mediocre existencia humana.

    No en vano es el símbolo de la muerte, testigo y hermético notario de los amores más sublimes, y de los actos más furtivos y pecaminosos de los hombres

    Ahí va un rayo de Luna.

    http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/becquer/rimyley/rayode.htm

    EL LICÁNTROPO.

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  2. Es cierto Licántropo, la luna y los felinos (en este caso los gatos) tienen mucho de simbólico o de esotérico. De hecho creo que una de las razones de la que nos sintamos tan hipnotizados o atraídos por ellos es porque quizás nos retrotraigan a quien sabe que épocas pasadas o ya vividas como por ejemplo "El antiguo Egipto" donde como se sabe este tipo de simbología aparece en muchos de sus grabados o papiros.
    Así que si juntamos los dos en un mismo contexto, como es el caso, el grado de misterio o magnetismo se acentúa aún más si cabe.

    Por cierto la leyenda que enlazas de Bécquer también podría considerarse uno de los mejores relatos de amor dedicados a Luna. ¿No crees?
    ¡Eso sí que es un amor imposible!

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  3. Ciertamente es uno de mis preferidos aunque la relacion de amor a mi querida luna perdurará para siempre en el tiempo.

    EL LICÁNTROPO.

    Este poema también es casi tan bello como ella.

    Romance sonámbulo.

    A Gloria Giner y Fernando de los Ríos

    Verde que te quiero verde.
    Verde viento. Verdes ramas.
    El barco sobre la mar
    y el caballo en la montaña.
    Con la sombra en la cintura
    ella sueña en su baranda
    verde carne, pelo verde,
    con ojos de fría plata.
    Verde que te quiero verde.
    Bajo la luna gitana,
    las cosas la están mirando
    y ella no puede mirarlas.

    Verde que te quiero verde.
    Grandes estrellas de escarcha,
    vienen con el pez de sombra
    que abre el camino del alba.
    La higuera frota su viento
    con la lija de sus ramas,
    y el monte, gato garduño,
    eriza sus pitas agrias.
    ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
    Ella sigue en su baranda,
    verde carne, pelo verde,
    soñando en la mar amarga.

    Compadre, quiero cambiar
    mi caballo por su casa,
    mi montura por su espejo,
    mi cuchillo por su manta.
    Compadre, vengo sangrando
    desde los puertos de Cabra.

    Si yo pudiera, mocito,
    este trato se cerraba.
    Pero yo ya no soy yo,
    ni mi casa es ya mi casa.

    Compadre, quiero morir
    decentemente en mi cama.
    De acero, si puede ser,
    con las sábanas de holanda.
    ¿ No veis la herida que tengo
    desde el pecho a la garganta?

    Trescientas rosas morenas
    lleva tu pechera blanca.
    Tu sangre rezuma y huele
    alrededor de tu faja.
    Pero yo ya no soy yo.
    Ni mi casa es ya mi casa.

    Dejadme subir al menos
    hasta las altas barandas,
    ¡Dejadme subir!, dejadme
    hasta las altas barandas.
    Barandales de la luna
    por donde retumba el agua.

    Ya suben los dos compadres
    hacia las altas barandas.
    Dejando un rastro de sangre.
    Dejando un rastro de lágrimas.
    Temblaban en los tejados
    farolillos de hojalata.
    Mil panderos de cristal,
    herían la madrugada.

    Verde que te quiero verde,
    verde viento, verdes ramas.
    Los dos compadres subieron.
    El largo viento dejaba
    en la boca un raro gusto
    de hiel, de menta y de albahaca.

    ¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
    ¿Dónde está tu niña amarga?

    ¡Cuántas veces te esperó!
    ¡Cuántas veces te esperara,
    cara fresca, negro pelo,
    en esta verde baranda!

    Sobre el rostro del aljibe,
    se mecía la gitana.
    Verde carne, pelo verde,
    con ojos de fría plata.
    Un carámbano de luna
    la sostiene sobre el agua.
    La noche se puso íntima
    como una pequeña plaza.
    Guardias civiles borrachos
    en la puerta golpeaban.

    Verde que te quiero verde.
    Verde viento. Verdes ramas.
    El barco sobre la mar.
    Y el caballo en la montaña.

    ...oooOOOooo...
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  4. Jajaja qué bueno!!Y qué miedo al mismo tiempo la verdad. Alicia es una peli que nunca me ha gustado, debo de ser la única pero es que nada, creo que el problema es que no es para niños y la ves siendo pequeño con esas paranoias que no entiendes nada, que por mucho la que la repitan no le coges el punto ;) Genial entrada, super original!xxx

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